A mí no me gusta hablar de política colombiana y, sobre todo – y no puedo enfatizarlo lo suficiente – no me gusta hablar de Álvaro Uribe. Y no me gusta hablar de ese señor por muchísimas razones… la principal es que, como ser humano que soy, encuentro sus acciones completamente inaceptables.

En esta entrada no les voy a hablar de los asesinatos cometidos por las fuerzas armadas de Colombia durante el gobierno de Uribe para mostrar resultados en contra de la guerrilla, o de la participación de altos funcionarios del gobierno en la creación y protección de grupos paramilitares, o de los múltiples escándalos de corrupción, o de la desinstitucionalización que vivió Colombia durante su mandato para satisfacer sus intereses personales. No voy a hablar de nada de eso – y si quieren leer sobre esos temas, los invito a que lean cualquier periódico colombiano -. Hoy les voy a hablar de unos personajes que sí me inspiran el mayor de los respetos: Nelson Mandela y Desmond Tutu, 2 de los premios Nobel de paz que dejó el Apartheid en Sudáfrica.

Ustedes se preguntarán, ¿qué tiene que ver Álvaro Uribe con Mandela y Tutu? Pues la respuesta es fácil y tiene 2 partes. La primera es que, revisando en mis archivos, me encontré unos textos relacionados con la visita de Desmond Tutu a Cali (Colombia) en 2005 para hablar en un simposio sobre construcción de paz y justicia transicional… Uribe era el presidente en aquella época. La segunda, Colombia hoy está un debate que, en mi concepto, no tiene mucho sentido pero que ocupa todos los titulares de la prensa nacional. Resulta que se empezó a especular que el presidente Santos había iniciado unos diálogos con la guerrilla de las FARC en Cuba para un posible acuerdo de paz para Colombia. Y aquí me meto yo: ¡Enhorabuena! No puedo más que aplaudir cualquier iniciativa de cualquier gobernante o político que implique una salida negociada al conflicto armado y, además, signifique que miles de colombianos dejarán de ser asesinados innecesariamente cada año.

Pero bueno, el asunto es que el EX presidente Uribe – y pongo el prefijo «ex» en mayúsculas porque en este país pareciera que él aún vive en la Casa de Nariño -, con sus aires bélicos y conflictivos de siempre salió a criticar la iniciativa por todos los medios posibles: radio, televisión, twitter… es más, si hubiera podido mandar un mapache a pararse con un cartel que dijera «NO A SANTOS, NO A LOS DIÁLOGOS DE PAZ CON EL GRUPO NARCOTERRORISTA DE LAS FARC» en la Plaza de Bolívar, lo hubiera hecho. Yo soy de los que cree que un EX presidente debe quedarse calladito en su casa y dejar gobernar a quien ocupe la presidencia… y claro, estoy mucho más de acuerdo con esa afirmación cuando se trata de Álvaro Uribe que rara, muy rara, vez dice algo sensato.

En todo caso, este EX presidente del que estamos hablando que se opone a una solución pacífica del conflicto, que además es el mismo que la semana pasada dijo que si hubiera tenido más tiempo hubiera entrado a Venezuela a perseguir a las FARC – con las consecuencias que todos sabemos que tendría un hecho así con Chávez – es también el mismo personaje que no sólo ignoró sino que mandó al mismísimo demonio a Nelson Mandela y Desmond Tutu cuando se ofrecieron a mediar entre el Gobierno Colombiano y las FARC para llegar a una solución política al conflicto armado en Colombia. Sí señores, leyeron bien. Y perdónenme, pero uno a Mandela no lo manda al carajo. Uno a Mandela lo oye, le dice que sí A TODO, lo consiente, le soba el cachete y le da cualquier cosa que él pida. No porque no haya cometido errores en su vida, los cometió y muchos, sino porque fue lo suficientemente sensato para aceptarlos, corregirlos y sacar a Sudáfrica del borde de la guerra civil y consolidarla como la potencia emergente en la que se ha convertido hoy en el sistema internacional.

Entonces, vamos al grano. A continuación les dejo varios textos que creo importante compartir con ustedes. El primero de ellos es una transcripción de la videoconferencia que tuvieron Álvaro Uribe y Desmond Tutu durante el simposio sobre justicia transicional en la Universidad Javeriana de Cali. Si bien el texto está en un lenguaje bastante diplomático – y creo que Tutu no sabía con quién hablaba -, la conclusión no lo es tanto: mientras Tutu propone una negociación en Sudáfrica entre el gobierno y los líderes guerrilleros, Uribe le contesta «no gracias» argumentando que él no iba a permitir que los guerrilleros hablaran de paz mientras seguían matando gente aquí en Colombia. La posibilidad de tener a Mandela como mediador se iba por el drenaje. El segundo texto es la intervención (sin editar) de Desmond Tutu en el simposio en la cual, en mi concepto, se demuestra el proceso de rehumanización no sólo de las víctimas sino de los victimarios que fue justamente uno de los factores que garantizó el éxito del proceso de paz sudafricano. Finalmente, les dejo algunas frases de otros participantes en el simposio y, entre ellas, un mensaje que envió Nelson Mandela para el EX presidente Uribe. Aquí están los textos:


Extracto de la video conferencia entre el Arzobispo Desmond Tutu y otros expertos con el ex presidente Álvaro Uribe Vélez

“Queremos decirles a los líderes de las guerrillas que no teman bajar de las montañas, regresar a sus hogares y ayudar en la reconstrucción de su país, Colombia”, dijo Tutu ante las 600 personas que se encontraban en el auditorio javeriano en el cierre de cuatro días de debate sobre justicia restaurativa.

Uribe le respondió enseguida: “Me la pone muy difícil. Me preocupa que salgan del país los líderes de la guerrilla y que los demás queden aquí asesinando, poniendo minas antipersonales y secuestrando. ¿Puedo hacer una exigencia por el bien público?”, le dijo el primer mandatario al Nóbel de Paz.

Él asintió con la cabeza. “Que mientras estén en ese viaje a Sudáfrica –siguió el Presidente– aquí no produzcan hechos violentos para que los colombianos sintamos la tranquilidad. Que eso no sea un simple viaje, ni un discurso, sino que pueda alimentar y ser el principio de un proceso”.

Tras escuchar las palabras del Presidente, el arzobispo se paró de la mesa principal y se dirigió al público: “Todos ustedes, el pueblo de Colombia, deben saber que esto no es un juego. Se trata de la vida de personas de carne y hueso”, dijo.

Y entonces miró al infinito y dijo: “Este viejo que soy yo apelo a ustedes, los líderes de las fuerzas guerrilleras para que acepten ese cese del fuego durante el tiempo que les pedimos vengan a visitar a nuestro país”.

Uribe lo escuchaba con atención desde Cartagena, en donde se haya cumpliendo una incapacidad médica por una afección en el oído que lo tiene en esa ciudad desde el 3 de febrero.

El Presidente, entonces le respondió: “Recibo con respeto lo que usted ha dicho y acepto los términos que se han hablado aquí. Mi condición no es un capricho. Todo está dicho en el lenguaje tremendamente espiritual del obispo por lo que sobran mis palabras”.

Lo escuchaban a kilómetros de distancia, sentados en la mesa principal Tokio Sexwale, compañero de prisión durante 13 años de Nelson Mandela y que luego fue gobernador en Sudáfrica; Amílkar Pop, en representación de las comunidades indígenas de Guatemala; el profesor español Vicenç Fisas, y Renate Winter, magistrada de la Corte Especial para Sierra Leona.

La señora Winter le preguntó a Uribe que si estaría él dispuesto a ir a donde aquellos grandes responsables de la situación de conflicto armado que hoy sufre el país para que manifiesten si están dispuestos a aceptar las consecuencias de sus acciones y bajo esa premisa avanzar en el diálogo.

El Presidente se mostró interesado en conocer si la experiencia de Sierra Leona, de la que ella es experta, pudo quizás jalonar el diálogo de esa zona, por lo que le pidió que entablara una conversación telefónica con su comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo.

Desde la mesa principal se le vio a la magistrada levantar sus brazos en gesto de victoria».

Pero fue una victoria que nunca se concretó. Después de la conferencia con el Arzobispo Tutu, Uribe nunca retomó el tema con el gobierno sudafricano y la propuesta de tener a Mandela como mediador se quedó únicamente en palabras.


Presentación del Arzobispo Desmond Tutu (Premio Nóbel de Paz en 1984) en el Simposio Internacional para Justicia Restaurativa y Paz en Colombia

(Texto sin editar)

Cuando me presentó el ministro dijo: bueno, ustedes saben que es una persona muy conocida el Arzobispo Tutu. Un día yo fui a San Francisco y una señora fue corriendo a saludarme de una forma muy calurosa y me dijo: hola Arzobispo Mandela. Realmente obtuvieron dos por el precio de uno, sin embargo para mi es un gran honor, es un privilegio el que me hayan invitado a venir hablar aquí el día de hoy, es un momento crucial, incluso antes de oír a los expertos que han venido a hacer sus presentaciones, no hay duda que se trata de un simposio de importancia primordial, especialmente después de escuchar las palabras del gobernador, del vicepresidente y de cómo ellos han hablado desde lo más profundo de sus corazones y la respuesta del público se ha visto claramente y no queda duda que se trata de un momento crítico en la vida de este bello país, de un momento crítico de todas las personas. Deben saber que son personas muy bellas y Dios los quiere a todos ustedes y que Dios no los ha abandonado.

Es un placer para mi estar en este país tan hermoso, sin embargo no es el país más hermoso ya que ése país es Sudáfrica pero ustedes son el segundo lugar y estoy sorprendido por la belleza de sus mujeres.

Les traigo saludos de sus hermanos sudafricanos, Sudáfrica libre y democrática. Las palabras libertad y democracia, si se hubiese utilizado antes de 1994 habría sido una burla ya que eran palabras imposibles de utilizar en ese momento. No se habría podido hablar de libertad y democracia en Sudáfrica antes de 1994 como un país libre y democrático; un día un ministro de Zambia (país Africano sin costas) visitó a Sudáfrica y cuando llegó dijo: yo soy ministro de asuntos navales. Entonces le dije: ¡¿navales?! Pero como va a ser eso, debe ser un chiste, ustedes en Zambia no tienen acceso al mar, es un país sin litoral, ¿cómo pueden tener un ministro de asuntos navales, de la armada? Y el ministro respondió: bueno, ustedes, Sudáfrica tienen ministro de justicia.

En la actualidad, Sudáfrica es un país libre, democrático y ya ha tenido tres elecciones generales que se han celebrado en mi país, nosotros en Sudáfrica sabemos cómo contar los votos.

Queridos amigos lo que pareció casi imposible, que en Sudáfrica alguna vez pudiera cambiar esa situación tan espantosa, era poco probable pero ocurrió. Eso fue hace diez años, hace diez años que contamos con libertad, paz y democracia, y nosotros, los hermanos Sudafricanos, venimos a decirles que la paz es posible en Colombia.

Muchos han hablado de lo que pasó en Sudáfrica, que ha terminado en el establecimiento de una democracia, la gente dice que es casi un milagro y creo que tienen razón porque reconocemos que con la historia que tenemos era casi imposible que esto llegara a suceder, y era probable que se habría requerido más derramamiento de sangre de la que hubo, pero a medida que transcurren los años después del milagro en mi país, la gente se ha preguntado si la situación era tan extrema, que era muy difícil de lograr lo que se logró.

Deben saber que la mayoría de las personas nos vieron como un caso perdido y es importante que ustedes los colombianos conozcan y sepan que es posible salir de una situación casi sin esperanza, y salir de ahí de una situación que era un caos, pasar al orden, pasar a la belleza, pasar a un país democrático.

En el siglo XVII los colonizadores europeos llegaron y confiscaron lo que le pertenecía a los nativos y aplicaron el yugo de la presión colonial y la injusticia racial, los africanos realmente reafirmaron lo que ya existía, cuando los blancos se asentaron en nuestras tierras, cuando los misioneros llegaron, nosotros teníamos la tierra y ellos tenían la Biblia, nos dijeron vamos a rezar y nosotros cerramos los ojos y cuando dijeron amen y abrimos los ojos, ellos tenían las tierras y nosotros teníamos la Biblia.

Los Afrikaaners y los ingleses teñían fines comunes pero en cierta ocasión se enfrentaron, como resultado los más afectados fueron los nativos africanos, los ingleses fueron los que iniciaron con los campos de concentración, los primeros campos de concentración en el mundo estaban en Sudáfrica, donde muchas mujeres y niños africanos y sirvientes negros murieron o sufrieron, después de un tiempo se firmó la paz finalmente, dándole a los Afrikaaners lo que ellos querían, una unión de Sudáfrica en 1910; los ingleses vendieron a los negros, excluyéndolos de cualquier participación política, no tenían permitido legislar, no se les consultaba nada, eran invisibles, estaban ahí pero no existían.

Los Afrikaaners también habían sido maltratados por los ingleses, incluso en la actualidad la relación entre estos dos grupos blancos no ha sido fácil, y ahí es donde entramos nosotros. Éramos nativos; los negros con e mayúscula, y podríamos leer algunos anuncios públicos que decían “los nativos, los indígenas y los perros tienen prohibida la entrada”. Esto demostraba de forma elocuente lo que pensaban los blancos sobre los negros, cuya dignidad estaba realmente en los pies de ellos. Todo se basaba en la discriminación por color: la escuela, la universidad, el lugar donde se vivía, los buses, las ambulancias, el cementerio. Todos estaban segregados, había un tipo de pirámide social, económica y política, en la parte superior los blancos, luego los nativos, luego los de color y en la base nosotros los negros, éramos la manos de obra, era lo que la gente llamaba una pigmentocracia, si había un negro herido y llegaba una ambulancia para blancos, no lo podían transportar incluso si el tiempo era un factor crucial.

El gobierno era totalmente desigual, el Dr. Von Butt decía: ¿Por qué no se le enseña matemáticas a los negros? – Pero que van a hacer ellos con las matemáticas – decían, -enseñarles a los niños negros simplemente inglés, que conozcan el inglés para que puedan entender las órdenes, cuando se les den las órdenes de los empleadores blancos-. Sin ninguna sutileza de forma muy clara, ellos vinieron y nosotros éramos amables con ellos.

No se si conocen la historia del viajero en el desierto, la noche en el desierto puede ser muy fría, el viajero hace una fogata y el camello está afuera y el camello le dice: por favor simplemente podría acercar mi nariz al fuego, y el viajero le responde: si, si, acerca tu nariz, el camello dice: aquí está caliente, luego empieza a decirle al viajero que le deje meter parte por parte todo el cuerpo hasta que el viajero queda fuera de la campaña.

Nosotros damos la bienvenida con los brazos abiertos a todo el mundo; vengan a nuestro país y eso fue lo que nos hicieron después de darles la bienvenida a nuestro país y acogerlos. Pueden imaginarse el resentimiento profundo, la rabia que esto generó, pueden imaginarse lo que puede sentirse el que uno sea ciudadano de segunda clase en su propio país, un niño blanco de 18 años podía votar, Nelson Mandela tuvo que esperara a tener 76 años de edad para poder votar. Yo fui arzobispo laureado Nóbel, no pude votar, tuve que esperar hasta los 63 años de edad. Las leyes decían a los negros que debían tener un pasaporte interno, limitando el movimiento de los negros de forma severa dentro del país, ciertas tareas o trabajos los podían hacer solamente los blancos y no teníamos ninguna clase de relaciones sexuales entre blancos y negros, también tratamos de resistir de forma no violenta pero encontramos intransigencia, brutalidad; cuando vemos personas que en los 60’s manifestaban sin armas y fueron asesinados mientras corrían, se les asesinaba con un disparo en la espalda, los movimientos de liberación entonces se levantaron en armas y entre sí se hicieron atrocidades en esta lucha.

La mayoría de los blancos estaban aferrados a su modo de vida que les daba un nivel muy alto y la mayoría de ellos lo defendieron hasta la última gota de sangre, pero también hubo blancos que apoyaron la lucha anti-Apartheid, los blancos decían: ellos también son humanos y no deben vivir bajo el yugo de la injusticia racial; a través de la lucha de liberación, la violación de los derechos humanos era permanente, a la gente se le envenenaba y asesinaba, las mantenían en confinamientos solitarios detenidos en sus propios hogares, eran secuestrados, los mataban y los enterraban en secreto. Así que cuando usted le preguntaba a la mayoría de las personas, ¿Cómo creen ustedes que se va a resolver el problema Sudafricano? La gente contestaba, Sudáfrica va a estar abrumada por un baño de sangre, la carnicería más horrenda porque va a ser un baño de sangre racial. Les recuerdo la violencia antes de las primeras elecciones, fue como si se hubiese vuelto endémica; estábamos a tal nivel que cuando se publicaron las estadísticas y dijeron: seis, siete, ocho personas murieron en las últimas 24 horas, muchos de nosotros respiramos aliviados y dijimos: ¡ay, solamente seis, solamente siete murieron, solamente ocho! Porque la gente era masacrada en los trenes, la mataban indiscriminadamente, les disparaban en todo momento y parecería que las predicciones de un baño sangre iban a ser ciertas pero por el contrario de esa catástrofe tan temida, el mundo respiró en paz y sorprendido cuando vio las largas colas de sudafricanos de todas las razas esperando para emitir su voto en un día mágico, el 27 de abril de 1994, cuando todos nosotros votamos por primera vez en elecciones libres y democráticas, el milagro se produjo, ¿Por qué? Porque los dos lados, el gobierno y el movimiento de liberación se dio cuenta que ninguno de los dos lados iba a ganarle a su adversario y ese descubrimiento por sí mismo no habría conducido automáticamente a una resolución, porque cualquiera de los lados podría haber dicho, vamos a luchar hasta el final uno contra otro, en una guerra de agotamiento donde ninguno de los dos bandos puede ganar. Sin embargo, esto se constituyó en una oportunidad para la libertad, la presencia de un liderazgo valiente de ambas partes, líderes dispuestos a arriesgarse con mucha fe. Los líderes decidieron con mucha valentía que se iban a sentar a conversar, en vez de gritarse unos a otros ya que hasta ese momento el otro era el enemigo, el terrorista, el violento, se describían con toda suerte estereotipos, y no se les conocía como personas individuales. Librar una guerra por lo general implica quitarle a su adversario su humanidad, deshumanizarlo y en ese momento nos sentimos libres para hacerles cualquier cosa. Los dos líderes declararon creer que Mandela contaba con suficiente credibilidad para crear fe entre sus seguidores, empezaron a conversar el uno con el otro y se sorprendieron agradablemente al descubrir que sus antiguos enemigos eran simplemente seres humanos. Tenían las misma expectativas, la misma inspiración, las mismas angustias y los blancos estaban sorprendidos de ver que sus compatriotas negros, de hecho, podían ser hasta muy inteligentes. Finalmente descubrieron que disfrutaban las mismas cosas y así muchos asuntos difíciles se resolvieron no en las mesas de discusión sino cuando se iban de pesca o decidían compartir la cocina y descubrieron también que podían llegar a soluciones no a través de la intransigencia sino a través de la buena disposición y empezaron a darse cuenta que no eran personas tan horribles, que estaban dispuestos más bien a ceder, a tratar de trabajar para garantizar que se lograra una situación de ganar, ganar, de manera tal que cada lado pudiera ir a donde sus electores y adonde sus votantes y decirles, logramos esto y el otro va y les dice nosotros logramos esto otro y llegaron al punto donde se dieron cuenta que no había demasiados puntos no negociables, que no había una cantidad muy grande de prerrequisitos, llegaron con fe de que el que está sentado al otro lado de hecho no quiere morir tampoco, quiere vivir, lo mismo que yo y nosotros fuimos bendecidos porque nos apoya la comunidad internacional y habíamos orado fervientemente durante muchos años y entonces para qué sorprendernos después de que finalmente Dios respondió a nuestras súplicas. Yo no tuve nada que ver con eso, no me vayan a dar crédito. Lo que pasa es que mi nombre es muy fácil: Tutu y dijeron que podría ser una persona representativa. Hubo mucha gente que intervino. Yo no participé ni siquiera en la redacción de las leyes.

Así que no me vayan a otorgar créditos que realmente no merezco. Fueron aquéllos que negociaron nuestra transición, los que dijeron vamos a tener que resolver nuestro pasado. Hemos tenido un pasado horrendo, vamos a buscar la manera de resolver ese pasado, porque si no nos va a perseguir eternamente.

Entonces eligieron un compromiso basado en principios y dijeron que si ustedes aceptan esto y aplican para la amnistía como algo individual y hacen una divulgación completa de todos los hechos que han sido pertinentes a los crímenes a los cuales usted está solicitando amnistía y cumple con todas estas condiciones: que estuviese motivado políticamente, que hubiese ocurrido dentro del período prescrito, que existía proporcionalidad, entonces logrará la amnistía.

“Eso fue la zanahoria que le pusieron delante del burro”, les dijeron: si usted no aplica para solicitar la amnistía tenemos aquí un método para acusarlo y llevarlo a tribunales en un futuro. Esas son las personas con las que tenemos una deuda. Las víctimas cedieron su derecho de demandar por daños civiles y dijimos: van a tener la oportunidad de contar su historia a la nación, luego van a calificar para reparación. La reparación era algo simbólico porque la nación decía: “queremos reconocer que a usted le ha sucedido algo horrible. Elegimos la Justicia Restaurativa y no la Justicia Retributiva, el propósito era más que todo sanar en lugar de castigar y se basó en el concepto anglicano de UBUNTU, que significa una persona, es una persona a través de otras personas. Yo no puedo ser humano en forma aislada, yo lo necesito a usted para que yo, pueda ser yo, y yo necesito que usted sea usted. Cualquier cosa que lo deshumaniza a usted, también me deshumaniza a mí.


Algunas frases adicionales del Simposio:


“El perdón es algo individual que no puede depender de una orden. El perdón no es una decisión de la justicia y los legisladores, y no va a funcionar si hay una amnistía que lo obligue”
Magistrada Renate Winter
Corte Especial para Sierra Leona


“La acción penal con sentido retributivo es un elemento fundamental de la convivencia civilizada y de la justicia como valor sustantivo. Pero, el reto está en no fundamentar esto en la impunidad, ya que el infractor gozaría de ventaja sobre sus victimarios, sobre todo si se le evalúa a la luz de que sus crímenes lograron destruir eficazmente. Por esto, la reparación deberá lograr soluciones de justicia, eliminando o reparando las consecuencias del perjuicio padecido; asimismo, debe evitar que se cometan nuevas violaciones, a través de la prevención y la disuasión”.
Dr. Albie Sachs
Corte Constitucional de Sudáfrica


“La justicia restaurativa no tienen que ver con la venganza o el castigo, sino con el establecimiento de puentes, la reconstrucción de desequilibrios y la restauración de relaciones resquebrajadas en un esfuerzo por rehabilitar tanto a las víctimas como a los agresores”
Arzobispo Desmond Tutu


“Se requieren ‘verdaderos actos de liderazgo’ para lograr la paz en Colombia”. “Nadie que no sea un colombiano que tenga una acción y un amor extremo por su propio país puede ponerle fin al conflicto”
Nelson Mandela
Ex-Presidente de Sudáfrica


«Si la PAZ fue posible en SUDÁFRICA, también puede serlo en COLOMBIA. Puede pasar en todas partes.  Pero si quieren terminar con la GUERRA y la VIOLENCIA, tienen que DIALOGAR. Uno no negocia con amigos, sino con enemigos; negocia con aquéllos que incluso le desagradan porque los CONFLICTOS se dan es por DESACUERDOS».
Arzobispo Desmond Tutu


Esta última frase, creo, fue la que no le gustó a Uribe… un personaje que considera que a los enemigos hay que darles bala, no oírlos. Algo, en mi concepto, bastante grave cuando uno quiere llegar a soluciones políticas.